Ricardo Palma  Salamanca, el “Negro”, uno de los asesinos de Jaime Guzmán, fue arrestado en París este mes. Estuvo 22 años prófugo tras escapar literalmente volando de la cárcel. Decir que su historia es de película es quedarse corto.

Palma Salamanca
Foto: PDI

1 de abril de 1991. Marcela Palma Salamanca, de 27 años, entra al comedor de su casa en Nuñoa. Encuentra a su hermano Ricardo, de 21 años, mirando la tele, donde muestran que el senador y fundador de la UDI, Jaime Guzmán, ideólogo de la Constitución del 80- esa que busca perpetuar ad eternum el modelo económico y político de la dictadura de Pinochet– acaba de morir a tiros saliendo del Campus Oriente de la Universidad Católica.

Ricardo está plano, neutro, sin manifestar ninguna emoción. Se frota las manos entre las piernas, un gesto involuntario que realiza desde niño cuando está nervioso.

Ricardo se levanta de su asiento y camina a su pieza. Marcela lo sigue y abraza por la espalda a su hermano. Lloran juntos, en silencio.

Foto: Canal 13

Fuente: Ciper


Mataron a tu jefe

Unas horas antes, Luis Fuentes Silva llega al Campus Oriente de la Universidad Católica. Sentado a su lado va Jaime Guzmán.

Guzmán se baja del auto y parte a hacer clases en la Facultad de Derecho, como es habitual. Fuentes se queda leyendo en el auto, dentro del estacionamiento, como es habitual. A la salida de clases, Jaime ve algo que no es habitual. Dos hombres sospechosos. Se devuelve a la secretaría de la Facultad. Le pide Anita, la secretaría, que vaya a buscar a Luis.

Luis sube a buscar a Jaime. Bajan juntos. Toman el auto.

– Ya, vámonos, Luchito. Tenemos que pasar a la UDI – le dice Jaime a Luis.

Salen a la calle, cuando paran en un semáforo dos personas se acercan. Son Ricardo Palma Salamanca y Raúl Escobar Poblete. Jaime toma su rosario. Disparos penetran el cuerpo de Jaime.

– Son los mismos que vi adentro – dice Jaime.

– Lo llevo al Hospital de Carabineros – responde Luis.

– ¡No, no! Al Hospital Militar- dice Jaime.

Antes de llegar, Guzmán se desmaya. Luis decide ir a la sede de la UDI, donde lo ayudan a llevar al herido hasta el hospital Militar.

Mientras Luis está bajo el efecto de calmantes en una pieza del hospital, entra como el mismisimo puto Darth Vader, Augusto Pinochet.

-Se murió tu jefe, le dice.

Fuente: La Segunda


Palma Salamanca y los niños con bombas

Enero 1985. Es el funeral de Matilde Urrutia, escritora y cantante chilena, tercera esposa de Pablo Neruda.

Palma Salamanca y otros miembros de las Juventudes Comunistas y el Frente Patriótico Manuel Rodriguez escoltan el féretro. Será la primera actividad de Ricardo como activista de izquierda.

Ricardo Palma Salamanca en ese entonces tiene 15 años.

En medio de barricadas, piedrazos y bombas molotov contra la policía, en plena dictadura militar, el “Negro”, como le dicen sus amigos, corre cantando Pink Floyd.

Un joven es agarrado entre varios policías. El “Negro” corre hacia el tumulto de carabineros y forcejea para salvar a su compañero.

Sábado 2 de marzo de 1985. Calle Ramón Cruz con Irarrazabal, Nuñoa. Palma está sentado en una plaza fumando un pito con un amigo. Llega la policía y los toma presos. Pasan la noche detenidos. Al otro día, el domingo, se juntan en Pedro de Valdivia con Simón Bolivar a conversar sobre lo peligroso que es que la policía los tome detenidos por semejante estupidez. Se ríen y prenden un pito. A las 19:45 de la tarde comienza un terremoto de 7,7 grados Richter, que dejará casi 200 muertos, 2500 heridos y casi un millón de damnificados.

Ese mes de ese año, Ricardo sería protagonista de su primera misión subversiva.

Es de madrugada cuando ingresa junto a dos amigos al Liceo 9 de Ñuñoa. Sergio Gaete, el ministro de Educación, daba un discurso ahí al otro día, la intención era poner una bomba durante la noche previa para hacerle saber que no era bienvenido.

Todo sale bien. Creen. Salen y esperan la detonación pero no sucede. Entonces Palma Salamanca contraviene todos los protocolos y se devuelve a ver qué pasa. Arregla el problema y alcanza a huir justo antes de la detonación.

Palma tenía 16 años, corría rápido y era intrépido.

Fuente: The Clinic, Wikipedia

Palma Salamanca
Foto: Files.pucp.edu.pe

Tiros al aire

En el año 1973 para el golpe de Estado, Ricardo tenía 3 años y dos hermanas mayores, Marcela de 8 y Andrea, de 9. Sus padres, Mirna y Ricardo, eran profesores de educación física y militantes comunistas.

Mientras Mirna se dedicaba a hacer clases, Ricardo trabajaba para la PDI y dirigía el ballet folclórico Pucará.

Por ser activos adherentes a la Unidad Popular, para el golpe de Estado la casa de los Palma Salamanca fue allanada, ambos adultos perdieron sus trabajos y cayeron en la pobreza.

A finales de los setenta, Marcela entra a estudiar filosofía en la Universidad Católica y Andrea, pedagogía en la U. de Chile.

Ambas se convierten en dirigentes estudiantiles.

Ambas son detenidas y torturadas por la CNI.

Ricardo, de entonces 13 años, y que de pequeño quería ser militar, decide a partir de estos hechos que militar en el Partido Comunista no será suficiente. Se proyecta en el Frente Patriótico Manuel Rodriguez.

Años más tarde, uno de sus mejores amigos es detenido y brutalmente torturado, al punto de casi no poder hablar ni caminar luego de ser liberado.

Palma Salamanca llora de rabia y dispara tiros al aire. La idea de ingresar al brazo armado de la lucha contra la dictadura se vuelve una necesidad. Paralelamente estudia fotografía en el instituto Arcos.

Fuente: Ciper

Christian Edwards junto a su padre Agustín y su madre tras ser liberado. Foto: Primera Plana

3 muertos y un secuestro

I.

9 de junio de 1989. El No ganó el plebiscito hace 9 meses. Son las 9 de la mañana. En la calle Lo Plaza (que hoy se llama Jorge Monckeberg), a una cuadra de Irarrazabal Roberto Fuentes Morrison, alias “Wally”, para entonces ex Patria y Libertad y ex miembro de los servicios de inteligencia de la FACH y la DINA, sindicado como cabeza del Comando Conjunto y encargado de varios centros de detención, donde fue un sanguinario torturador responsable de al menos cuatro muertes, camina desde su departamento a su auto.

El “Negro Palma” junto cinco otros miembros del FPMR, lo llevan vigilando hace meses. Antes de poder entrar a su camioneta blindada, Wally cae muerto perforado con 18 balas .

II.

Durante la dictadura, la DICOMCAR, Dirección Comunicaciones de Carabineros, era un eufemismo para algo bastante más siniestro llamado “La Firma”, un centro de detención y tortura que fue calificada luego en el fallo del “caso degollados” como una “asociación ilícita terrorista”.

El coronel Luis Duque Fontaine Manríquez era su director y está en la mira del FPMR.

A las 13:30 del 10 de mayo de 1990, Fontaine está en un taxi junto a su secretaria esperando la luz verde en la esquina de Portugal con Santa Isabel, Santiago Centro. Entonces de entre el montón de colegiales que a esa hora andaban por la calle aparece Ricardo Palma y Raúl Escobar, vestidos de uniforme escolar. Uno lleva una subametralladora y el otro una pistola semiautomática. Las dos están cargadas con balas de 9mm de calibre.

El cuerpo de Fontaine Manríquez muere por el impacto también de 18 balas que lo dejan dentro del auto con el cráneo y la mandíbula irreconocibles.

III.

Siete balazos se abren camino entre carne y huesos del lado izquierdo del cuerpo de Víctor Valenzuela Montesinos que cae fulminado y humeante, condenado por el FPMR  por haber sido escolta del dictador Augusto Pinochet. Son las 7 y media de la mañana. Otros varios balazos más vuelan cielo arriba en la esquina de la calle Maratón con Pedro Rezka, Macul. Son los percutados por Ricardo Palma que actúa de guardaespaldas de Escobar, encargado de ejecutar a Valenzuela.

Edwards en una caja

La noche del 9 de septiembre de 1991, Christian Edwards del Río, hijo de Agustín Edwards, dueño de El Mercurio, fue secuestrado por un grupo del FPMR, dentro de los cuales estaba Ricardo Palma. El Frente necesitaba fondos para su lucha y el hombre de 33 años fue el escogido para conseguirlos.

En el primer contacto con la familia Edwards, pidieron 4 millones de dólares por su liberación. Agustín, que no confiaba ni en el gobierno ni en el ejército ni en la PDI, armó su propio comité de emergencia para negociar con el Frente, y puso a la cabeza del grupo a Hugh Bicheno, un norteamericano, que había sido agente del servicio de inteligencia británico.

La negociación se dio a través de las páginas de Antigüedades y Objetos de Arte de los Avisos Económicos de El Mercurio, donde se mandaban mensajes con el tira y afloja de la cifra. Edwards no quería pagar los 4 millones de dólares.

Mientras, su hijo vivía en una ratonera de dos por tres metros sin luz y poco aire. Con música fuerte las 24 horas. Dopado con remedios y con una bacinica como baño. Años después Christian contaría que tenía alucinaciones donde arrancaba de ahí en sueños, que se sacaba la barba con las manos, que sufrió diarrea, terribles dolores de oídos, que tuvo ataques de nervios y que muchas veces confundía la realidad con la disociación de su mente.

Finalmente la liberación se dio tras 145 días, en que la familia Edwards terminó pagando cerca de un millón de dólares. Cuando entrevistaron a Agustin al respecto, y le preguntaron si la experiencia lo había puesto más empático con los padres de DD.DD. dijo que a fin de cuentas había sido una buena experiencia porque les había permitido unirse como familia a lo cual la periodista Cecilia Serrano casi se desmaya en vivo.

Fuente: CiperLa Tercera/ YouTubeCiper 2/ Mentiras Verdaderas


Ajusticiamiento, no homicidio

El 25 de marzo de 1992, Ricardo Palma es detenido por un escuadrón de la PDI compuesto de equipos tácticos, detectives de la Brigada de Homicidios y la Brigada Investigadora de Organizaciones Criminales

En un interrogatorio con el subcomisario Jorge Barraza, jefe de la Brigada Investigadora de Organizaciones Criminales “Bulnes”, lo presiona para confesar el homicidio de Guzmán, luego sería también vinculado al secuestro de Edwards y condenado a cadena perpetua.

Antes de entregar una completa declaración confesando el hecho, Ricardo, de entonces 21 años, dirá con total seguridad:

  • ¡¿Homicidio?! No se llama homicidio. Se llama ajusticiamiento.

Fuente: Ciper / Puedes revisar la declaración completa de Palma acá.


Prision Break aéreo

“Todo se achica, pierde la imponencia que tiene desde abajo, la cárcel se ve inmunda, pequeña, espantosamente lejana, ridícula para la melancolía y el dolor que alzaban sus murallas durante todo esos años. Pero ahora iban volando, ya lejos de la cárcel.
¿Cómo puede ser todo tan absurdo, tan inmediato? Que la longitud de todos esos años se desplome como un edificio de huesos calcinados por el sol. ¿Qué sentido existió tras todo ese tiempo de ahogo y humedad? ¿Qué maldición sostuvo todo eso amparado en un engaño de hechizero? Las oraciones de estos cuatro se escucharon en algún lugar de la tierra: Mórbido encierro ultramarino no conocerás más nuestra carne ni caeremos seducidos por la calidez de tu costumbre. Te escupiremos en cada estepa de la tierra y más allá de ella fulminando los trozos de horror que dejasteis sobre nosotros. Te maldeciremos mil veces, antes de caer en la tumba con una daga y una copa de vino en nuestras manos, pero jamás nos volverás a tragar para perecer en tus intestinas”, escribió en su libro “El gran rescate” Ricardo Palma.

Porque en 1996, luego de 4 años preso, se fugó de la Cárcel de Alta seguridad, llamada “La Bestia”, por los internos, literalmente volando. Colgando de un canasto amarrado a un helicóptero que miembros del Frente habían secuestrado luego de una teatral puesta en escena que incluyó simular el vómito de una supuesta turista argentina. Un grupo de frentistas arrendó un helicóptero de paseo para sobrevolar Santiago y en medio del vuelo simularon el mareo de una de ellas para hacerlo aterrizar. Ahí ocurrió el secuestro y luego el cinematográfico rescate de miembros del FPMR, entre ellos Ricardo Palma.

A la operación se le llamó “Vuelo de justicia”.

Luego de eso, a Palma se le perdió la pista, hasta este año.

Puedes leer en extenso la alucinante historia de uno de los escapes carcelarios más famosos de la historia en estos dos excelentes reportajes de El Desconcierto y Publicación Refractario


Esteban Solís, pintor

A principios de este mes, las noticias abrieron con un breaking news que el calor del verano y la proximidad del Festival de Viña y etc. hicieron pasar relativamente desapercibida respecto del calibre de historia que había detrás. Ricardo Palma Salamanca había sido detenido en Paris.

En junio del 2017, “Emilio”, Raul Escobar Poblete, su compañero de armas en el FPMR había sido aprehendido en México por lo que la policía comenzó a acercarse a Palma, cosa que finalmente ocurrió.

Palma y Escobar habían estado junto en México trabajando para una revista llamada Espiral, donde Palma se desempeñaba como fotógrafo bajo el nombre de Esteban Solis. La revista era dirigida por Escobar, que en México se llamaba Ramón Guerra.

Ese mismo mes, del mismo año, probablemente apurado por la detención de su compañero, Palma junto a su pareja Silvia Paulina Brzovic, llegan a París, Francia. Ahí llegando, los detuvieron en el aeropuerto cuando descubrieron sus identidades falsas. Pero algo pasó, un error en el sistema de alertas de captura, hizo que a los 12 días fueran dejados en libertad.

Pero la PDI, Interpol, y la policía francesa ya estaba trabajando en conjunto. Y Palma lo sabía, por eso no intentó abandonar Francia pese a saber que lo seguían. Era más peligroso intentar pasar por una frontera.

Durante los nueves meses que permaneció en Paris, Palma, bajo el nombre de Esteban Solis, el ex frentista armó un personaje el cual, según la policía, era un pintor que vendía obras de arte y que incluso realizó algunas exhibiciones en galerías.

Al momento de su detención, en una calle de París, no ofreció resistencia. Actualmente su futuro está en disputa. La defensa de Jaime Guzmán y el gobierno buscan que sea extraditado a Chile, donde está condenado a cadena perpetua. Su ex abogado en Chile, Alberto Espinoza, cree que sus condenas ya están prescritas.

Palma Salamanca aguarda la decisión de los tribunales franceses en libertad condicional y firma diaria. Su pareja, Silvia, fue detenida el día de ayer (miercoles 22 de febrero) y dejada también en libertad condicional. Ella también es requerida por el gobierno de Chile por su complicidad en el secuestro de Christian Edwards y su estrategia ha sido pedir asilo político en Francia.

Desde el movimiento Izquierda Libertaria, del Frente Amplio han pedido al gobierno de Francia otorgar asilo político a Palma: “Ricardo Palma Salamanca fue parte de una generación de jóvenes que asumieron con determinación y valentía dar la vida por poner fin a la brutal dictadura de Pinochet”, expresaron a través de un comunicado.

Un nuevo capítulo de la impresionante vida de Ricardo Palma está a punto de escribirse.

Fuente: La Tercera / Radio U. de Chile  / El Mostrador