Nueva masculinidad: el desahogo de un heterosexual que delira con ser tocado como un trombón

Por si no lo sabes, el trombón se refiere a cuando te lamen el ano mientras te masturban. Una sinfonía de sensaciones ejecutada por un solo instrumento.

trombón

No me avergüenzo y me atrevo a destapar desde mi heterosexualidad este tema tabú.

Lo hago en estos tiempos modernos donde se habla de temáticas que antes se callaban como es el empoderamiento femenino en todas sus formas y la inminente desaparición de los anquilosados géneros. En tiempos de una nueva liberación sexual. Por eso quiero reinvindicar el que te chupen el ano, pues encuentro que es una deliciosa práctica que todo hombre debe probar en la vida, así como pasar una tarde de verano en la playa con una mujer entretenida, derretirse en eme, o tomarse buen espumante.

En la comunidad gay es un gozo frecuente y es muy común a la hora de lubricar. Se supone que debiese ser lo mismo en el sexo hombre – mujer. Pero no, la verdad es que hay muchas mujeres que por tímidez o que se yo no se relajan ni se entregan al placer a la hora de que sus parejas buscan lamer su ano, por es un postre que taaan frecuente no es.

Para un hombre hetero confesar que le gusta que le chupen el hoyo o que le metan un dedo en el culo, es motivo de discriminación, actos de homofobia, rechazo, burlas y bullying. Pero yo me inmolaré si es necesario. Me sinceraré con ustedes queridos lectores: por razones de la vida me tocó vivir una temporada en el extranjero y les digo, si hay algo que le gusta al ser humano europeo es culiar. Y mientras más “cochino”, mejor. Totalmente mi onda. En una de esas noches de nunca acabar, de bar en bar, de copa en copa y jale en jale, me tocó conocer una mujer inglesa. Siendo honesto no era muy bonita, pero era muy simpática, divertida. Luego descubrí que era un animal sexual. Llegamos a su departamento y me pegó una chupada de pico asesina, de un modo nunca visto. Recuerdo estar parado en medio del living. Ella estaba arrodillada: comenzó a chupar mis cocos, luego se metió hacia la parte interior de mis muslos y en un movimiento ninja pasó su cabeza hacia mi retaguardia. Comenzó a chuparme el ano al mismo tiempo que me masturbaba.

Pegué un salto. Impactado. Ella me miró con cara de extrañada/confundida:

– What the fuck, are you kidding me? Is this your first trombone?, dijo

– Trombone?, contesté confuso.

Entonces hizo el gesto de estar tocando aquel instrumento de bronce y lo capté todo.

Me iluminé y me calenté y como estaba algo duro y ella era muy caliente, me deje llevar por sus besos y chupetazos. Ella fue delicada, con su lengua recorrió todo mi orto, el noesni (la zona entre los testículos y el ano), me mordía los cachetes. Todo esto sin dejar nunca de correrme la paja. Lo juro, fue el mejor orgasmo de mi vida, caí rendido al suelo, así como en una película romántica, extasiado por este nuevo, exótico y desconocido placer.

Hace unos días leí una nota de Cosmopolitan acerca del trombón (la variación es “trombón oxidado”). El artículo asegura que es la nueva moda y que los hombres deberían aceptarlo y las mujeres hacerlo más seguido. Daban hasta información de higiene que yo como soltero promiscuo no manejaba. Me informé y alegré un poquito. Me sentí comprendido. Validado quizá. Este 2017 ha sido raro y estaba un poco abajo, me dio mucho gusto leerlo. Me subió el ánimo y hasta llamé a esa amiga que juré nunca más llamar solo por el hecho de que le encanta también y quiero de su boca esa furia loca.


Por Elías Licea.

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