El país de Europa oriental es uno de los pocos en el mundo que permite este servicio de manera legal, una situación que preocupa tanto a organizaciones por los Derechos de la Niñez como a algunas autoridades del territorio.

El arriendo de vientres de alquiler es ilegal en la mayoría de los países de Europa, pero a pesar de las duras restricciones y fiscalizaciones en torno a este tema en el continente, existe un país del sector en donde esta actividad no solo es legal y activa, sino que también es accesible.

Cada una de esas cualidades convierte a Ucrania en el destino de numerosas parejas que buscan llegar a acuerdos comerciales con jóvenes del país.

Según datos de Euronews, el arriendo de un vientre en aquel lugar tiene un valor promedio de 37.000 euros, es decir, la mitad de lo que cobran otras mujeres por el mismo servicio en países como Estados Unidos.

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“Mucha gente dice que es dinero fácil, pero no, no lo es. Si quieres intentarlo, nadie te lo impide”, declaró la ucraniana Olga Korsunova (27) al citado medio hace solo unos meses, mientras esperaba un embarazo de gemelos para una pareja de China, y a eso añadió que “no es en absoluto un trabajo fácil y como cualquier otro trabajo, debe ser compensado financieramente”.

Al igual que Korsunova, quien debió renunciar a su objetivo profesional de ser médico tras las repercusiones que la guerra de 2014 trajo para ella y su hijo, son muchas las mujeres que han recurrido a este servicio para mantener la economía de sus familias.

E, incluso, aseguró que la mayoría de ellas trabajan a través de intermediarios que manejan las finanzas, los cuales en muchas ocasiones no reparten los pagos de la manera en que fue acordado.

“No voy a decir que esto es explotación, porque nadie nos obliga a hacerlo. Al contrario, buscamos este tipo de empresas, porque la competencia es muy alta. Si la gente hace esto es por situaciones financieras muy extremas”, sentenció Korsunova.

Si bien, se desconocen cifras oficiales en torno a las condiciones de este servicio en Ucrania, un grupo de expertos consultados por Euronews estimó que anualmente nacen cerca de 3.000 niños bajo estos términos, una situación que preocupa cada vez más a la comunidad internacional y frente a la que el comisionado por los Derechos de la Niñez de Ucrania, Mykola Kuleba, se refirió como un escenario en el que “el país se está convirtiendo en una tienda internacional de bebés en línea”.

Arriendos en pandemia

“El coste de mantener a un niño ha bajado de 50 a 25 euros”, decía a mitad de 2020 un anuncio de BioTexCom en su página web, una plataforma dedicada al arriendo de vientres de mujeres ucranianas y dirigida hacia clientes del resto de los países de Europa.

Aquello volvió a desatar la polémica en torno a este negocio, hasta el punto en que la encargada de Derechos Humanos de la Rada Suprema de Ucrania, la parlamentaria Liudmila Denísova, ordenó que se realizara una investigación para comprobar el estado de los bebés que seguían en las instalaciones de BioTexCom durante las cuarentenas.

Según informó Denísova a El País, en esa oportunidad le confirmaron que cerca de un centenar de bebés estaban esperando que sus familias adoptivas viniesen a buscarlos desde el extranjero, una situación que debido a las cuarentenas y el requerimiento de salvoconductos, complicó la situación.

Aun así, la representante del parlamento ucraniano confirmó que su organismo se encuentra atento a esta situación y aclaró que su país acepta que extranjeros recurran a este servicio, solo mientras se trate de un matrimonio heterosexual con problemas de fertilidad y en el que uno de los progenitores tenga una relación genética con el bebé.