Al igual que el coronavirus, esta infección corresponde a una zoonosis: enfermedades transmitidas desde animales a humanos. Y aunque su letalidad es baja, su contagio produce malestar general, el surgimiento de molestas erupciones que podrían dejar cicatrices, y si varías hacia otras formas podría llegar a causar la muerte. Pero, ¿deberíamos estar alarmados? Expertos del mundo opinan sobre la llegada de esta enfermedad.

Tras ser detectada en una persona el 7 de mayo en Reino Unido, los contagios de la “viruela del mono” han ido apareciendo en otros lugares también, con varios casos sospechosos en Canadá y un confirmado en Estados Unidos, que aunque fue hospitalizado ya se encuentra en buen estado. 

En Portugal se descubrieron cinco casos de hombres adultos en una clínica de ETS (enfermedades de transmisión sexual), para ayer confirmar la identificación de 14 pacientes afectados. Y en España, ya son 23 los infectados con la enfermedad. Sobre patrones en común de los enfermos, Elena Andradas, directora general de Salud Pública de Madrid señaló que en su país “todos son adultos jóvenes y la mayoría son hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. Pero no todos los casos son así”. 

Pero, ¿en qué consiste esta enfermedad? 

El epidemiólogo de la Organización Panamericana de la Salud, Enrique Pérez, señaló ayer en conferencia de prensa  “es una zoonosis -aquellas enfermedades que se transmiten de animales a seres humanos- del tipo selvática, con infecciones humanas incidentales, generalmente ocurren esporádicamente en zonas boscosas de África central y occidental”. 

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Un reporte de la BBC señala justamente que dos de los pacientes infectados en Reino Unido habían viajado anteriormente a Nigeria, así que probablemente tengan la cepa del virus de África occidental, que por lo general es leve. 

“Se manifiesta con erupción pustulosa (granos llenos de pus) y es una enfermedad sistémica que puede variar desde una forma leve (…) hasta una enfermedad más grave e incluso la muerte”, detalló el especialista.

Un paciente contagiado en 2003 en Estados Unidos. Foto: Getty Images.

Aunque los síntoma iniciales del virus -virus de la viruela, perteneciente a la familia de los ortopoxvirus- son como un resfrío básico: fiebre, dolor de cabeza, hinchazón, dolor de cabeza, espalda y muscular, además de una apatía general. 

Posterior a la fiebre, es común que aparezcan erupciones en el rostro y que se extiendan a otras partes como las palmas de las manos o las plantas de las patas. Estos “granos” producen mucha picazón y evolucionan hasta ser costras y finalmente se caen. Y aunque suena terrible, lo cierto es que la infección es leve y debería durar entre dos y cuatro semanas, para después irse por sí sola. 

La forma de contagio es a través de la cercanía con una persona infectada y el virus se incubaría en un período entre 6 y 13 días. El epidemiólogo explicó que su transmisión es a través de gotas grandes exhaladas que pueden ingresar al cuerpo a través de heridas, vías respiratorias, los ojos o la boca. 

A pesar de ser “viruela del mono”, la enfermedad también se puede propagar a través de roedores, marsupiales u otros primates, y también por objetos contaminados. 

Expertos y autoridades del Reino Unido han enfatizado en que esta enfermedad no es tan contagiosa, por lo que el riesgo de propagación es muy bajo. 

“Estamos viendo un cambio en la distribución de edad de los casos. Estamos viendo un cambio en la distribución geográfica de los casos. Tenemos que entender realmente esa ecología profunda. Tenemos que entender realmente el comportamiento humano en esas regiones y tenemos que tratar de evitar que la enfermedad llegue a los humanos en primer lugar”, agregó Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS.