Los hombres que apoyan el movimiento feminista son conocidos, en Twitter y de manera irónica, como los ‘aliades´. Sin embargo, la académica Mariana Gaba cree que en medio de esta ola “los varones y las masculinidades son no solamente bienvenidos, sino necesarios. En el feminismo tienen que participar. Si no se mueven, esto no va a cambiar”.  

¿Hace sentido el separatismo en las marchas?

“Tiene su razón de ser. Sobre todo en el frente de la marcha, de la organización, el protagonismo tiene que estar en las mujeres y eso a mí me parece que está bien. Hay otros 364 días del año para participar de un montón de maneras”.

La académica Mariana Gaba, directora del Departamento de Género de la Universidad Diego Portales, explica que es justamente en este tipo de manifestaciones que tienen la oportunidad de articularse las mujeres en todas sus diversidades. “Por la masividad que tiene y la marcha de niñas, adolescentes, adultas y adultas mayores, da realmente la sensación de que uno tiene tanto (…) te emocionas, alegras, y da bronca al mismo tiempo. Es como un motor realmente, a nivel de las energías que uno tiene después para seguir en el día a día, cada una desde su espacio, aportando un granito de arena para que las cosas cambien”, relata la psicóloga argentina.

Aunque no se cierra a qué hombres asistan, siempre y cuando “vayan de la mitad para atrás (…) En mi caso no es así, pero suponte que tuviera hijos varones, capaz que me gustaría ir a la marcha con mis hijos. Entonces me sumaría bien a la retaguardia”.

Y piensa similar sobre su integración al movimiento y los ideales pro equidad de género.

Los varones y las masculinidades son no solamente bienvenidos, sino necesarios. En el feminismo tienen que participar. Si no se mueven, esto no va a cambiar”. 

Mariana cuenta que vive hace ocho años en Chile y que hace cinco o seis, ha notado un cambio fuerte de “tonalidad” del movimiento feminista. Dice que en principio era muy habitual que cuando conversaba con otras personas en nuestro país sobre estos temas, había una sensación de que en Argentina  “estaban a años luz” adelantados en términos legislativos. Pero eso cambió.

Yo siento que ahora Chile es una referencia a nivel regional y mundial. El fenómeno LasTesis fue un claro ejemplo de eso”, sostiene, y explica que “con la coyuntura actual, el estallido y el proceso constituyente, ha sido histórico en términos de participación. Esperemos que eso se traduzca y, la verdad, yo siento que es un momento de muchísimo viento a favor, esa es la sensación”.

¿Este “viento a favor” sería solamente un impulso para el gobierno entrante o puede ser una piedra en el zapato si no se logran avances? 

“Yo me veo particularmente esperanzada y representada en eso, pero también digamos que necesitamos un criterio de realidad cuando hay un movimiento, que por supuesto, desde la perspectiva feminista, tiene que ver con la justicia e igualdad, que son valores deseables. ¿Quién no quiere la igualdad, la prosperidad y la paz? Pues es una pena, pero bueno, no todas las personas están dispuestas a hacer los cambios que tenemos que hacer para que la paz sea alcanzable, porque hay veces que hay que renunciar a ciertas cuestiones o modificar algunas. 

Mi sensación es que esto trae, como todo, mucho acoso y distracción por parte de sectores más conservadores (…) y una también sabe que uno puede tener ideales feministas, convicciones muy profundas, un entendimiento académicamente nutrido de cómo están las cosas y cómo hay que hacer para cambiarlas, pero después la realidad siempre es otra: ahí hay procesos, dificultades. Hay que tener paciencia y negociar. En ese sentido, a mí me llena de esperanza escuchar no solamente un relato. Hay una clara vocación (en el gobierno entrante), que es pensando en la paridad y como el Ministerio de la Mujer integrará el comité político. O sea, hay señales concretas que dicen esto va”.

¿Qué otros lugares debería, o le falta por conquistar al feminismo para lograr una mayor equidad?

“Creo que los ámbitos más conservadores siguen siendo, por ejemplo, aquellos vinculados con la autonomía de los cuerpos de las mujeres, con todo lo que implica, desde los derechos sexuales y reproductivos, interrupción legal del embarazo y la maternidad”.

Y volviendo a la figura del “aliade”… ¿Qué recomendación se hace por ejemplo, cuando días atrás, a raíz del ataque en Palermo, salieron hombres a publicar cartas en redes sociales? ¿Deberíamos, o no, manifestar nuestro apoyo a la causa feminista? 

“Por supuesto que yo necesito varones que se conmuevan, se espanten, que miren sus prácticas de una vez por todas. Córtala con las cuestiones que comparten en WhatsApp, que todos sabemos que hacen, sobre todo en contextos que no son apropiados.

Yo creo que tanto los varones como las mujeres vamos a tener aciertos y desaciertos a la hora de manifestar nuestro apoyo. Quién no hace nunca arriesga, entonces nunca logra nada. Una de las cuestiones que más me cuesta alrededor de las masculinidades es como lo mismo de la marcha: no es, “no opines”, es “donde opinás, como opinás”, no como algunas cartas que uno ve que salen publicadas que nos dicen a las feministas “que tenemos que hacer, que no estemos tan enojadas”. 

Hace poco salió un estudio de IPSOS que indica que el 25% de los hombres cree que la violencia contra ellas puede ser provocada por la víctima. ¿Por qué aún se da esto?

“Puedo decir dos cosas. Por un lado, el considerar que la violencia es un medio legítimo para resolver dificultades, conflictos, etc., es algo que nos atraviesa a los seres humanos en general, pero está claramente marcado por la gente. Es decir, ¿hay algo del uso de la violencia como medio para dirimir los conflictos que va asociado con la posesión de masculinidad? Totalmente, desde que algún compañero dijo algo y a los coscorrones luchando con el otro. Todo es muy brusco”.

Lo que pasó en el estadio de fútbol en México podría ser una señal…

“Por ejemplo, ahí hay algo asociado. Hay una confusión de que eso es legítimo, al mismo tiempo que a las mujeres se nos inhibe, porque es lo menos femenino del mundo. 

Por otro lado, yo creo que es un tema más que armado, de la relación de los varones con las mujeres. Cuando uno tiene sentido de propiedad sobre algo y tiene una idea de que algo debe funcionar de determinada manera (…) Y eso está súper estudiado en el tema de los femicidios. “La maté porque era mía”… es decir, ella decide ir a trabajar, o la encontré que está con otra persona, o tiene un hijo con otra persona. Infringió un pacto que es la letra chica del pacto amoroso, el drama romántico. A mí me hace todo el sentido que el 25% piense eso, porque efectivamente, si vos pensás en cómo se construye la justicia de los varones, realmente se sienten provocados.

Por último, ¿crees que es una responsabilidad del feminismo educar a los hombres respecto de estos temas?

“O sea, ¿en un sentido existencialista, paternalista, de que ustedes quieren ser acertados y acabamos por iluminarlos? No, creo que no. Parte del trabajo es también que las personas, en este caso del grupo, tienen que trabajarlo, un grupo de “enfermos” que en otras diversidades no tienen que tener un rol protagonista. Pero por otro lado, quienes más sabemos y más podemos explicar la experiencia de sufrir discriminación, violencia, sexismo, somos las mujeres en nuestras diversidades. 

Es una respuesta trillada, pero no es ni muy muy ni tan tan, tiene que ser algo donde nuestro capital simbólico, cultural, social pueda ser puesto a disposición. O sea, que lo tomen, valoren y nos hagan caso. Pero al mismo tiempo, sin promover una actitud totalmente pasiva. De hecho, dentro del campo de los estudios de género, que primero surge como estudios de la mujer, después surgen los estilos de la masculinidad. Entonces es muy difícil pensar el feminismo -desde mi punto de vista- sin articular reflexión con masculinidades, varones y con todas las identidades”.