Conversamos con el director de la Fundación Pablo Neruda, Fernando Sáez, sobre la frágil situación económica que viven actualmente. Hasta antes del Covid-19 tenían hasta 350 mil visitas anuales, que hoy no alcanzan las 30 mil. Y para mantener en buen estado su casa de Isla Negra, “La Sebastiana” y “La Chascona” debieron reducir salarios y agotar ahorros, una tarea que se ha hecho titánica. “Hemos golpeado muchísimas puertas privadas y no hemos conseguido “, explica. 

“Estamos sobreviviendo”.

Ese es el análisis, en general, que hace Fernando Sáez, director ejecutivo de la Fundación Pablo Neruda, sobre el financiamiento actual de las tres casas del poeta chileno que ganó el Premio Nobel de Literatura en el año 1971. 

Y aunque aún no están pensando en cerrar las casas, dice que la llegada del Covid-19 fue trascendental y les puso todo cuesta arriba. “Nos afectó tremendamente la pandemia, pasamos de entre 300 y 350 mil visitantes al año 30 mil. Entonces te das cuenta que la situación no puede ser más compleja”. 

Cuenta Sáez que hasta hace dos años, todas las actividades que realizaba la fundación -talleres, hitos culturales y publicaciones- eran financiadas por las entradas y ventas las tiendas de cada una de las viviendas, lo que permitía que fueran gratuitas. Pero eso se acabó.

Fernando Sáez. Créditos: Iván Martínez

Durante el cierre de la casa de Isla Negra, “La Sebastiana” en Valparaíso y “La Chascona” en Santiago, debieron reducir el salario del personal a la mitad y así lograron mantener las labores de limpieza y seguridad. 

“Hay que resguardarlas, tener vigilancia y un montón de cosas diarias de mantención, como abrirlas para evitar la humedad y mantener todo ese legado material tal como está -en buenas condiciones- buscando que no sufra ningún detrimento. Todo eso lo hemos resguardado estos dos años y gran cantidad de plata que teníamos guardada se ha ido en eso”, explica el escritor a cargo de la fundación. 

Esa falta de dinero tiene en riesgo la apertura de las casas y la ejecución de proyectos en el futuro. 

Vista desde La Sebastiana, en los cerros de Valparaíso. Créditos: Archivo Fundación Pablo Neruda

¿Han buscado fondos estatales? 

“Es un poco difícil. En el gobierno pasado no hubo ninguna posibilidad de conseguir más que una ayuda mínima, que fue casi que un saludo a la bandera. Pero no hubo un interés real: nosotros buscamos instituciones que realmente se interesen por el proyecto completo de la Fundación Neruda, no con aportes de plata no más. Pero ahí estamos en conversaciones con bastantes otros personajes… Hemos golpeado muchísimas puertas privadas y no hemos conseguido nada”. 

Sáez señala que pronto sostendrán conversaciones con el Ministerio de Cultura del nuevo gobierno, con quién ven una mayor apertura a ayudar al mantenimiento del legado del poeta. “No me cabe la menor duda (que ayudarán). Por lo menos hay un diálogo y un interés cultural que está en evidencia. Eso te hace una conversación bastante más posible que antes con gente que no le interesaba la cultura en lo absoluto”, señala. 

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El director de la fundación a cargo de las casas relata que la experiencia de estas visitas es como “entrar al mundo de Neruda”. 

¿Cómo así?

 “Son las tres distintas, pero Neruda tenía un especial sentido del color, de la ubicación, de la geografía… Juntaba una cantidad de virtudes en relación a lo que podríamos llamar arquitectura y decoración, pero en un estilo absolutamente personal. Él no compraba cosas muy caras, sino que compraba colecciones de cosas que le interesaban, como las caracolas, las pipas, los insectos y los mascarones, que eso ya era mucho más importante.

La Chascona, en el Barrio Bellavista. Créditos: Archivo Fundación Pablo Neruda

Los recorridos que haces por las casas tienen esa dimensión de entrar al mundo de alguien que era creativo, diverso y que iba construyendo sus casa de a poco. Él nunca partió con una casa hecha tal cual, siempre le fue agregando cosas. Entonces eso se ve en los recorridos y además impresiona la cantidad y la belleza de esas cosas que juntaba. Cómo los combinaba, como de pronto una ventana tenía que tener vidrios de tales colores para que diera el reflejo en tal cosa. 

Yo he visitado las casas cientos de veces, y hasta el día de hoy encuentro cosas que no había visto (…) y así hay mucha gente que las visita muy a menudo. Porque pasa que de repente en ciertos espacios hay algo que no te habías fijado y que tenía una belleza y una curiosidad enorme”. 

Además están llenas de historias…

“Lógico. Imagínate que Neruda no fue solo un poeta, sino una persona que se preocupó siempre de tener una posición política muy firme de defender todo el humanismo y los derechos de la gente. Fue una persona que se la jugó por eso, fue senador y precandidato a la Presidencia de la República. Aparte de todos los escritores y poetas que han pasado por esas casas, también están todos los políticos de esa época. 

En el año 59 por ejemplo, había un encuentro de escritores en la Universidad de Concepción y que vinieron muy jóvenes Sábato, Cortázar, Vargas Llosa, todo el boom latinoamericano con 20 o 22 años. Neruda los invitó a Isla Negra, y hay fotos de él con Juan Rulfo, por ejemplo. Es una historia de nunca acabar, una historia cultural y política de lo que sucedió en la casa”. 

Casa de Isla Negra. Créditos: Archivo Fundación Pablo Neruda

Agrega que el legado inmaterial de Neruda “nos supera a todos” y que sigue sumamente vigente. “El próximo año se cumplen 50 años de su muerte, y nosotros actualmente tenemos más de 500 contratos vigentes para publicaciones permanentes en más de 40 lenguas”, explica. Una herencia que si bien administra la Fundación, según Sáez “pertenece a todos los chilenos”. 

¿Que perderían los ciudadanos chilenos si se llegaran a cerrar las casas de Neruda?

“De partida, yo no quisiera ponerme en ese lugar, porque sea lo controversial que sea Neruda, el hecho de lo que dejó para Chile es muy impresionante, entonces no creo de ninguna manera que llegue un momento en que haya que cerrar. Sería impresentable. 

Seguramente aparecería una Universidad de Estados Unidos mucho más interesada que todo el país, digo, entre todas las alternativas que hay. Más vale pensar que de aquí a un año esto va a estar normalizado”.