En medio de una sociedad patriarcal en donde el maquillaje y el pelo largo se presentan como una imposición cultural para el género femenino en Corea del Sur, un grupo de mujeres desafía los estándares de belleza construidos en torno a la visión masculina y a las industrias.

A principios de 2019, la youtuber surcoreana Bae Eun-jeong, quien subía tutoriales de maquillaje a su canal de la plataforma, se sorprendió al leer los comentarios en sus videos de la red social.

“Quienes me rodean, todas se maquillan, no quiero hacerlo, pero siento que debería”, decía uno de ellos, mientras que otro expresaba, “no tengo mucha confianza en mi aspecto, ¿cómo puedo conseguir más?”.

Aquello despertó su atención. No solo porque las remitentes parecían ser niñas que recién entraban a la adolescencia, sino que también, porque en el fondo ella compartía esa sensación. Según relató en una entrevista con CNN, invertía dos horas de su día para maquillarse, aunque fuese para salir a una breve visita al supermercado.

“Me daba vergüenza que alguien me mirara. Odiaba mi cara”, comentó al citado medio en 2019, época en la que tenía 21 años. Y precisamente, aquellos comentarios la motivaron a publicar un nuevo video, aunque esa vez, con contenidos distintos a los que transmitía anteriormente.

En él, mostró el proceso de cómo se veía desmaquillándose, mientras que al mismo tiempo, comentaba los mensajes de odio que recibía de parte de anónimos, quienes le decían frases tan fuertes como “si tuviera tu cara, me suicidaría”. Pero a pesar de aquello, al final del registro audiovisual dijo que “está bien no ser guapa”, según los estándares impuestos culturalmente.

“Quería que más mujeres se liberaran de la opresión”, dijo a CNN, “no necesitas cambiarte a ti misma por cómo te ven los demás”.

Tras aquella eventualidad, Bae Eun-jeong sustituyó los tutoriales de Youtube para ejercer como activista del movimiento Escape The Corset, el cual desafía los estándares de belleza que predominan en Corea del Sur y que lleva ese nombre en referencia al concurso Miss América de 1968, en el cual un grupo de feministas realizó protestas en donde tiraron sujetadores, maquillaje y otros elementos que consideraron como símbolos de opresión.

Según un informe de la empresa de investigación de mercado, Mintel, aquel país es uno de los 10 que genera más regalías económicas a nivel mundial por la venta de productos de aquella industria, con un total de $13.000 millones de dólares hasta 2017. Asimismo, un documento del Instituto Nacional de Policía Juvenil surcoreano detalló que cerca del 22% de las mujeres con dicha nacionalidad ha pasado por una cirugía estética, debido a que, según citaron, “la apariencia es importante en la vida”.

Frente a esto, las integrantes de Escape The Corset buscan eliminar los estándares tradicionales que se imponen hacia el género femenino, por lo que, entre sus actos de protesta, tienden a destruir artículos de maquillaje, cortarse el pelo o a no comprar ciertas prendas de ropa.

“Es un desafío a una sociedad dominada por los hombres”, declaró la académica en sociología de la Universidad Chung-Ang de Seúl, Lee Na-young, para luego comentar que  “tiene elementos de rechazo a la feminidad estandarizada existente y al mito de la belleza”, por lo que sus integrantes se niegan a hacer “cualquier acto que contribuya a esta industria”.

De la misma manera, añadió que “muchas mujeres están eligiendo el movimiento para practicar el feminismo en su vida diaria”.

“Redefine lo que socialmente se conoce como femineidad: el pelo largo, el maquillaje, los tacones y el vestido no determinan lo que es ser una mujer. La gente tiene que entender que no somos un accesorio del hombre y no existimos solo para ser bellas”, explicó la activista Rokbi Kang en una entrevista con The Clinic, “el feminismo libera la vida. Dejamos de gastar nuestra plata en productos de belleza y otras cosas superficiales para complacer al resto y la invertimos en cosas que nos hacen felices, en estudiar, por ejemplo”.

Según un informe que el Ministerio de Igualdad de Género y Familia publicó en 2018, solo el 3% de los ejecutivos de las 500 empresas más grandes de Corea del Sur son mujeres, mientras que los datos del Foro Económico Mundial reflejaron que el país ocupó el puesto 115 de 149 en cuanto a brecha de género en su actividad financiera. 

A eso se le suma la constante discriminación en los ambientes de trabajo. Ese mismo año, la cadena de cafeterías Yogerpresso despidió a una joven en su primer día laboral, bajo el argumento de que llegó sin maquillaje y con pelo corto. Según CNN, cuando aquella situación se hizo pública, los dirigentes compartieron un comunicado en el que se disculparon por el suceso y en el que le prometieron una indemnización.

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Otro acontecimiento que ocurrió en 2018, fue cuando más de 55 mil mujeres protestaron en las calles de Seúl, capital de Corea del Sur, con pancartas en las que se leía “mi vida no es tu porno”, debido a los actos de voyeurismo en que hombres ponen cámaras escondidas para grabar o fotografiar genitales u otras partes del cuerpo de personas del género femenino sin su consentimiento. 

Según cifras publicadas por The Guardian y revisadas por The Clinic, solo en 2010 la policía de dicho país arrestó a 1.100 individuos por realizar estos hechos, mientras que la cifra ascendió a 6.600 en 2014.

Desde la perspectiva investigativa de Lee, uno de los sucesos que más despertó el interés por conocer sobre feminismo en la población surcoreana fue cuando, en 2016, un sujeto apuñaló a una mujer en reiteradas ocasiones hasta matarla.

Fue un factor detonante para que las mujeres jóvenes se dieran cuenta de que la violencia sexual es un problema que les afecta directamente”, manifestó la académica, “se convirtió en el momento decisivo para que las feministas surcoreanas que estaban en línea, hablaran fuera de ella”.

Precisamente, Bae fue una de las que empezó a interesarse en el activismo feminista cuando se enteró de aquel femicido. “La idea de que es algo que puede ocurrirle a cualquier mujer me produjo un escalofrío”, dijo.

En medio de una sociedad en donde, según datos de Realmeter, el 76% de los hombres de 20 años y el 66% de los de 30 años aseguran ser opositores al movimiento feminista en dicho país, el activismo de vertientes como Escape The Corset se torna especialmente relevante en la lucha defender y exigir los derechos de la mujer.

“Es necesario un cambio en la mentalidad de los hombres surcoreanos para resolver este problema”, añadió Lee, por lo que considera que el activismo de personas como Bae y Kang es clave para generar cambios en la sociedad en la que se desenvuelven.