Se sabe que el animador JC Rodriguez tiene una trayectoria intachable como periodista o sea que con cuentos no le vienen. Calle tiene, eso es indubable. Aparte es simpático y un tipo que se ha sabido adecuar a diferentes circunstancias y épocas. Ha hecho periodismo político, policial, de investigación y ni a la farándula cuando se le ha pedido, le ha hecho asco.

Hoy día además tiene un programa de entrevistas online a artistas urbanos que es de lo mejor que ha aparecido en el último tiempo (las entrevistas a Pablo Chill-E, Kaiser y la de Polimá Westcoast simplemente no tienen desperdicio).

Por otro lado también se han hecho virales sus épicos vaciles a personajes bien anclados sin que nadie entienda por qué en la tele, como Iván Moreira por poner un ejemplo. Pero hoy día, se ha hecho viral una sentida y profunda reflexión que el periodista hizo en su Instagram y que nos permitimos replicar.

Sin más preámbulos ahí va (solo le hicimos unos pequeños retoques a unos errores de tipeo).

Con respeto.

Y entonces dijeron quédense en la casa para sobrevivir a este virus mortal y la gente no podía quedarse en la casa porque debía trabajar para sobrevivir al virus de la sobrevivencia. Y entonces dijeron quédense igual yo tengo un plan para que no pierdan el empleo pero descubrieron que la gran mayoría de la gente trabaja independiente, informal o pituteando, de aquí para allá, con empleos precarios.

Entonces dijeron quédense igual y los voy a ayudar apoyando a los emprendedores pero las Pymes en su gran mayoría ya estaban casi quebradas hace rato. Entonces dijeron quédense igual pero descubrieron que la gente vivía en casas en promedio de 40 metros cuadrados y los niños no pueden ir a clases!

Entonces dijeron estudien on line pero solo la mitad de los estudiantes tenían acceso a buen internet para estudiar en sus casas y descubrimos que hasta zonas rojas hay! Entonces dijeron suspendan el vínculo laboral y vayan a las AFC pero en promedio los trabajadores han ahorrado 500 Lucas que apenas alcanzará para un tiempito.

Entonces nos dimos cuenta que el problema no era el coronavirus. Que el problema está en las entrañas del país que hemos diseñado en los últimos 40 años. El país que no canta las canciones de Alberto Plaza… el país que está escondido en las canciones de Pablo Chill-E y Portavoz!

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