Una mujer descubrió el efecto invernadero, pero la ciencia olvidó mencionarla

Una mujer descubrió el efecto invernadero, pero la ciencia olvidó mencionarla

Tal vez su nombre no te suene ni en pelea de perros, y es lo más probable, pero ella fue quien  descubrió a través de un sencillo experimento cómo el CO2 reaccionaba al calor. Si bien el crédito se lo llevó más tarde un hombre, hoy es tiempo de reconocer a la científica y feminista (así es, su veta sufragista está para guión de Netflix).

No existen fotos, ni retratos de ella. Y su nombre, al igual que su imagen, con el paso del tiempo en lugar de cobrar nitidez, desaparecen. En 1859 el científico John Tyndall publicó sus primeros hallazgos sobre el efecto invernadero, pero no mencionó a muchas otras personas que antes que él, contribuyeron con investigaciones y descubrimientos similares, entre esos nombres, el de Eunice Foote.

Foote habría pasado a la historia como la primera persona en comprobar la existencia del efecto invernadero, sin embargo, durante casi dos siglos, a nadie le sonaba el nombre. Ni siquiera a la comunidad científica. 

¿Cómo hizo este hallazgo? En 1856 Foote presentó lo estudiado en la Reunión Anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia según consigna la BBC. Donde experimentó con tubos llenos de diferentes gases a los que expuso a la luz solar. Pero ese simple experimento fue clave para entender cómo funcionaba el clima y el cambio que sufriría años más tarde. Este aporte lo hizo, incluso, en un momento de la humanidad donde las mujeres no participaban abiertamente en ciencias. 

Para su experimento, Foote tomó dos cilindros de vidrio en los que colocó termómetros de mercurio. Con el uso de una bomba de aire, vació uno de los tubos. Y en el otro comprimió el gas. Asegurándose de que los cilindros tenían la misma temperatura, los expuso a la luz del sol y lo que pasó fue que el tubo con CO2 se calentó muchísimo más que el resto, 50ºC arriba. 

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“Eunice Foote estaba en desventaja no solo por la falta de una comunidad académica en EE.UU. y la mala comunicación con Europa, sino por otros dos factores: su género y su condición de aficionada”, dijo a BBC Roland Jackson, científico e historiador de la Royal Institution.

Foote, además de no ser reconocida por el mundo de la ciencia, donde la llamaban “aficionada”, fue una sufragista importante. Su nombre aparece en la lista de firmantes de la Declaración de Sentimientos, un documento firmado en Nueva York durante la Convención de Seneca Falls en 1848. Nada más y nada menos que la primera convención sobre los Derechos de la mujer. Donde se discutió, además, del voto femenino.  Allí, Foote firmó junto con otras 67 mujeres y 32 hombres.

Hora de darle el reconocimiento que merece.

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