Una sexóloga nos explica por qué es necesario construir una base sexual que trascienda lo físico y privilegie la química con técnicas fáciles de aplicar y consideraciones importantes a seguir.


Pareciera como si las revistas ridículas que capitalizan la forma en que tenemos sexo hubiesen inventado otro termino con el fin de poder seguir vendiéndonos artículos donde se esconden obviedades. Eso pensé cuando me topé con el slow sex o sexo que se toma con calma y se hace despacito (recordé la canción de Luis Fonsi y siento vergüenza).

Pero existen diferentes consideraciones respecto a la forma en que tenemos relaciones sexuales y una de ellas tiene que ver con la forma en que vivimos a diario: suspendidos en la velocidad siempre esperando el acontecimiento siguiente que nos traslade a una situación interesante.

Durante la segunda mitad del siglo XX hubo una apertura sexual sin precedentes que se perdió gracias a la rapidez con la que vivimos a diario, sobre todo en las primeras décadas del nuevo milenio. El sexo pasó de ser una actividad placentera a algo que hacemos de forma indiscriminada enfocándonos en el placer inmediato (entiéndase llegar al orgasmo como meta).

A modo de simplificación: el slow sex privilegia la calidad antes de la cantidad, entregando herramientas para que un encuentro sexual valga más que tres revolcones promedios.

Los principales factores que llevan a una vida sexual deficiente o que te dejan mirando el techo preguntándote por qué diablos no te quedaste en casa viendo La casa de papel, son la rutina y de forma un poco contraproducente, abusar de los encuentros efímeros.

Ojo, no lo digo yo, si no la sexóloga Magdalena Rivera que nos explica porqué de un momento a otro el sexo se vuelve poco interesante cuando estamos o no en pareja.

“En Chile la mayoría de las personas trabaja muchas horas, eso deja poco tiempo para la actividad sexual. Otra cosa que influye, sobre todo en las parejas estables, es la creencia de que la actividad sexual siempre tiene que ser espontánea, entonces no se le deja un tiempo mayor sino los tiempos que sobran de otras cosas” nos cuenta.

El caso anterior puede no aplicarse a todo el mundo, pero sí existe una interpretación cultural donde el sexo es visto y retratado como algo fogoso que ocurre sin previa, ni lubricación y termina siempre en gemidos en ambas partes.

“La pornografía también suele mostrar un modelo de actividad sexual muy centrado en lo penetrativo dejando de lado el tomarse el tiempo para disfrutar de todo el cuerpo”.

“El abuso del porno creó una generación de personas que inició su vida sexual con parámetros equívocos sobre cómo tener sexo. Cada persona responde de forma diferente a ciertos estímulos y estos muchas veces son obviados para dar paso a una performance de película que a veces resulta…poco convincente”.

El abuso del porno creó una generación de personas que inició su vida sexual con parámetros equívocos sobre cómo tener sexo. Cada persona responde de forma diferente a ciertos estímulos y estos muchas veces son obviados para dar paso a una performance de película que a veces resulta…poco convincente.

Darte una buena previa y jugar mientras te tomas el tiempo para tener sexo es algo que debemos interiorizar dentro de nuestra cultura sexual.

– ¿Qué pasa con las aplicaciones de citas dentro del mundo sexual contemporáneo entonces?   

El problema acá según podemos inferir, no es la facilidad con la que descargar Tinder o sus símiles nos dan para tener encuentros sexuales, si no el hecho de tener poco interiorizada la lentitud para privilegiar el disfrute máximo dentro de nuestra cultura sexual.

“El deseo con alguien que recién se conoce suele ser alto por la novedad. Eso lleva que la excitación sea rápida. Lo anterior ha cambiado la forma en que tenemos sexo porque cambie el proceso de seducción” nos cuenta la sexóloga.

Te lo ponemos de esta forma para que lo apliques: no porque el sexo dure mucho más significa que sea menos frecuente. Después de todo, para aplicarlo necesitas un poco de paciencia y no ser egoísta con tu propia forma de llegar al clímax. A fin de cuentas, cuando vas conociendo las zonas erógenas de tu pareja o tu cita las probabilidades de que sea provechoso y se repita aumentan considerablemente, obvio.

– ¿Pero cómo aplicarlo entonces?  

“Lo primero es darse el tiempo para la actividad sexual. Y un tiempo tranquilo y con energía, no tarde en la noche cuando uno está muy cansado. Centrarse en disfrutar el proceso más que buscar la meta de la excitación y el orgasmo, además de acariciar y estimular diferentes lugares del cuerpo sin ir directamente a los genitales” dice Rivera.

Siendo más específicos, las diferentes técnicas para aprovechar un encuentro sexual sacándonos de la cabeza que todo buen sexo debe ser espontáneo, son:

  • Haz contacto visual. O intenta con los ojos vendados. Besa mucho. Di groserías. Toca, siente, comunícate, prueba y juega.
  •  Date la libertad de tocar tanteando de a poco y quítate de la cabeza la escena donde vas tirando la ropa por todo el lugar frenéticamente.
  • Sabrás cuando empezar con la penetración -que también puede ser mediante juguetes- a través de la respuesta de su respiración. Pon atención a este ritmo para ir descubriendo las zonas erógenas sin usar palabras de por medio.
  • Cuando estés cerca del orgasmo, detente. Realiza una pausa para poder seguir durante horas. Acá no se trata de una carrera por acabar primero. No hay que ser egoísta.
  • Ya en el orgasmo, intenta que tu pareja acabe mientras frotas las manos, los labios y genitales suavemente sobre su cuerpo a forma de comprimir todas las zonas sensibles que se trabajaron durante la previa.

A grandes rasgos, esta forma es poner freno la rapidez de una sociedad que se mueve velozmente convenciéndonos que debemos estar agradecidos/as por tener sexo de vez en cuando. No hay que dejar que el estilo de vida del siglo XXI se meta en nuestra cama ni dejarse convencer  por la escenas en televisión donde el sexo no se parece en nada a como podría ser en la vida real (y que a estas alturas ya cansan)